El 20 de noviembre fue el Día del Profesor en Vietnam. Es una fecha especial para reconocer la labor de los profesores. Los estudiantes les expresan su gratitud y respeto entregándoles flores, tarjetas o pequeños regalos. Su origen se remonta a los años 50, y es ocasión de celebración en colegios.
En Vietnam la figura del profesor es tratada con respeto. Se aprecia mucho su labor educativa en la comunidad. Por desgracia, en países occidentales la autoridad de los profesores ha perdido peso en los últimos tiempos, y cada vez son más frecuentes las burlas, faltas de respeto e incluso agresiones físicas contra este colectivo. En una sociedad donde muchas veces no se valora el esfuerzo sino la mediocridad, la autoridad del profesor es puesta en duda (a veces también por los padres) y la disciplina que éste impone es vista como «opresión» o «agresión contra la libertad». En muchos aspectos a Vietnam le queda mucho por desarrollarse, pero en lo que respecta al estatus del docente, nos supera.
Aprovecho también para reconocer la labor de muchos profesores en regiones remotas de Vietnam. En este artículo de Vietnam News se explica la complicada situación de muchos docentes que tienen que recorrer tortuosos caminos de tierra para llegar a poblados de difícil acceso. Es el caso de Huổi Mới 2 School, en la provincia de Nghệ An, un colegio situado en un pueblo sin electricidad, agua corriente y mucho menos internet. Los 60 estudiantes de este centro de enseñanza acuden desde diversos poblados de las montañas de alrededor, algunos de ellos situados a 10 km.
Por último, cierro este post contando mi experiencia como profesor en un orfanato de Ho Chi Minh. Todos los lunes de 18h30 a 19h30 trato de meter algo de inglés dentro de la cabecita de unos chavales de 12-15 años. A veces resulta complicado, ya que sus conocimientos de inglés son mínimos, nunca he tenido una clase con un nivel tan bajo. Así que entre signos, dibujos y el traductor de Google me las voy apañando. ¿Lo que mejor funciona? Los juegos y las golosinas como premio. ¡Olé al refuerzo positivo!
¡Qué buena experiencia!. casi siempre lo único que importa es el interés que eres capaz de despertar en el alumno. ¡viva el refuerzo positivo y los chuches de colorines!