Mi caasaaaaa

Un mes. O para ser más exactos 5 semanas y 3 días. Es el tiempo que llevo viviendo aquí, y creo que ya va siendo hora de que os presente el lugar donde paso una media de 10 horas diarias. Mi humilde morada.

El barrio en el que vivo se llama Thao Dien. Está ubicado en el distrito 2 de la ciudad (Saigon se divide en distritos, el más céntrico es D1, y a partir de ahí se van numerando el resto de distritos. Una pregunta muy común en Saigon cuándo conoces a alguien es preguntarle en qué distrito de la ciudad vive). Thao Dien es una zona muy moderna, en la cual viven muchos expatriados. Está relativamente cerca de D1, que es donde se ubican las grandes oficinas, y por tanto donde trabaja la mayoría de la comunidad internacional. En Thao Dien hay muchos condominios, urbanizaciones de torres de pisos, con piscina y algunos restaurantes y tiendas básicas en su interior. Son una opción muy popular entre los expatriados. Además, en estos lugares puedes encontrar casas al estilo occidental. Es decir, un cuarto de estar amplio, con su cocina, y un pasillo que lleva a los dormitorios. Las casas vietnamitas suelen tener una estructura diferente. La mayoría de las casas vietnamitas tienen la entrada a nivel de calle. En el bajo estarían unidas la cocina y el salón de estar. Suele ser una habitación no muy grande, bastante oscura. Y luego ya van subiendo escaleras, y en cada rellano hay una o dos habitaciones. A veces en el último piso hay una azotea o terraza. Este tipo de casa a mí personalmente no me gusta mucho. Me parece que la zona común (cocina y salón de estar) es pequeña y con poca luz. Por eso, tras ver varios alojamientos de este tipo, y llegar al que es ahora mi apartamento de Hoang Anh Gia Lai, me enamoré de la casa.

           

Mi apartamento tiene un salón bastante grande y luminoso, unido a una cocina igualmente amplia. La terraza ofrece unas vistas nada despreciables, teniendo en cuenta que vivo en un 15º piso.

 

La llegada al apartamento fue un tanto curiosa. Mis compañeros de piso no estaban, pero en cambio me recibieron 3 gatos, a cada cual más juguetón. Yo nunca he tratado con gatos, soy más de perros, pero tras convivir 3 semanas con ellos, nos hicimos amigos. Resulta que uno de mis antiguos compañeros de piso colabora con una asociación de rescate de animales, y recogieron a los mininos en la calle. Ahora este compañero no vive en el piso, y los gatos se fueron con él.

 

Otro aspecto curioso de mi toma de contacto con el apartamento fue la mesa de la cocina. Los frascos y botes que había encima parecían sacados de una clase de pociones de Harry Potter.

Resulta que uno de mis compañeros de piso elabora ron casero, y tiene montado en casa el taller de destilado. Lo vende por internet y al parecer el negocio le funciona bastante bien. Yo he tenido la suerte de probar este ron en 3 ocasiones y es delicioso, con un sabor muy particular, de toques afrutados y picantes.

Mis compañeros de piso son todos expatriados: un francés y su novia taiwanesa, otro francés y una pareja de británicos. Como podéis ver, hay un ambiente bastante internacional.

Y he dejado para el final uno de los mejores aspectos del apartamento: la piscina. Con el calor que hace en esta ciudad, se agradece, y mucho, el poder bajar a darte un chapuzón tras un largo día de trabajo.

    

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